El otro día, por motivos que no vienen al caso, me hice una cuenta de Mastodon. Elon Musk ha decidido tener una crisis de la mediana edad a nivel planetario por todo lo alto en un espectáculo de luz, color y estupidez que no puedo dejar de admirar1. Una de las consecuencias de todo esto es que cada vez más gente está dando el salto al fediverso y me dio por pensar "¿y si...?" y estuve echándole un ojo. Una de las cosas que más me gustó es que exporta a RSS directamente, así que podría utilizarlo como reemplazo para shared.xml con bastante poco esfuerzo.

Dicho y hecho, en un rato libre que tuve escogí una instancia más o menos al azar, me hice una cuenta, seguí a tres o cuatro personas, me inundó la pereza y el hastío y la borré. Todo el proceso duró un día o algo así.

Desde que dejé las redes sociales allá por finales de 2016 no las he echado mucho de menos. Aún las utilizo como fuente de información (ver nota al pie), pero sin participar. Este blog lo escribo usando vim y Pelican; escribir un artículo aquí tiene una cierta fricción que agradezco. Si no me merece la pena abrir el editor e invertir unos cuántos minutos, no escribo. Los sistemas actuales de redes sociales están pensados de forma completamente opuesta ("¡planta aquí tu gilipollez, que siempre tendrá audiencia!") y eso es algo que a mí personalmente no me termina de venir bien (¿les he contado lo de Leire Pajín y el dildo?). Además, desde la debacle de Google Reader no me termina de gustar eso de montar nada de valor en los servidores de otros.

Hay una discusión sobre Mastodon bastante potable en el blog de jwz. Si Twitter termina de implosionar (a este paso yo creo que no llegará a Navidad) esta red va a vivir su particular septiembre eterno y no va a ser bonito.

En resumen: que si creo que me merece la pena decir algo lo verán por aquí, si encuentro algún artículo que creo que sea provechoso lo verán en el RSS de artículos compartidos, y si no el silencio nunca le ha hecho daño a nadie.


  1. ni confirmo ni desmiento que en las últimas semanas me haya terminado haciendo una cuenta de Twitter de sólo lectura para seguir a i) periodistas económicos para ver el colapso desde dentro con todo lujo de detalles; ii) especialistas (de verdad) en el mundo de las criptomonedas para ver el colapso desde fuera con todo lujo de detalles; y iii) tres o cuatro cuentas sobre tecnología para ver el colapso de Twitter desde la barrera con todo lujo de detalles. 

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