Quiero aprovechar estas bellas estampas, dignas de final de película de Spielberg, para recordar que los aplausos no pagan el alquiler ni financian infraestructuras.

Ya que estoy: si en las últimas elecciones votaste a algún partido de esos que van prometiendo bajar los impuestos a las clases medias y ahora estás dando palmas en el balcón, eres gilipollas.


No se crean ni por un momento que los canadienses no se libran de lo suyo. Aquí la sección de papel higiénico del supermercado del barrio esta misma tarde:

El 
vacío

No tengo sistema de comentarios. Si quieres decirme algo sobre este artículo, puedes ponerte en contacto conmigo mediante e-mail o Mastodon.