Parpadeen un momento y alguien en el sótano de una universidad acaba de arrastrar por el barro un problema que hasta el momento no podía resolverse usando métodos puramente computacionales.
Es difícil tener un mapa mental de dónde nos encontramos dentro de la disciplina de la inteligencia artificial (y todo el abanico de términos relacionados bajo este paraguas). Ya hace tiempo que clasificamos spam con la gorra, pero, ¿qué tal reconocemos dígitos escritos? ¿Somos capaces de jugar a Super Mario? Y lo más importante: ¿ya podemos distinguir perros de magdalenas?
La EFF ha publicado una estupenda guía colaborativa para mantenerse al día. El código vive en GitHub, así que si les apetece contribuir, pueden hacerlo con mínimo esfuerzo.