Hay que ser idiota para volverse a España ahora que se atisba en el horizonte un huracán de estupidez fascista de una magnitud que no hemos visto en tiempos recientes.

Jaja.

Ja.

El 21 de septiembre dejamos Canadá y nos volvemos a los dominios del hijo de Campechano I. A Madrid no, que allí hay demasiada Libertad(TM). A otra parte marginalmente más amable.

Los motivos son muchos y variados, pero digamos que aquí las cosas tampoco están como para tirar cohetes. Paradójicamente, tomar la decisión fue más fácil con la ciudadanía canadiense en la mano. Ya no hay que lidiar con inmigración si en algún momento esto vuelve a resultar apetecible.

No tengo sistema de comentarios. Si quieres decirme algo sobre este artículo, puedes ponerte en contacto conmigo mediante e-mail o Mastodon.