Según veo en mi página de Goodreads, en 2020 no sólo me leí1 55 libros, sino que además me he vuelto a poner a leer ficción en serio (de seguido), una vez comprobado que a) la realidad produce tramas inverosímiles; y b) años de leer solamente ensayo me han dejado la cabeza como al Quijote, pero al revés.

Por una parte, con el confinamiento tengo más tiempo libre: llevo trabajando desde casa desde mediados de marzo y todos los días me ahorro hora y media de ir a la oficina y volver. Por otra, yo era el prototípico lector de Metro: empezar a leer nada más montarme y cerrar el libro según el tren se para en mi estación.

Ambos eventos no se cancelan entre sí; el tiempo, como los gatos, se comporta como le da la gana. El otro día vi a Vera salir de la cocina sin haber entrado primero. Una locura.

Lo que he me ha llevado a leer más que ningún otro año ha sido aceptar de una vez que he llegado al punto en el que no echan nada en Internet, y que si me desvelo en medio de la noche (cosa que sucede a menudo, especialmente en primavera con la alergia), es mejor coger un libro que el móvil: me voy a volver a dormir antes y no voy a tener la sensación de haber desperdiciado el rato que he estado despierto.

La Ley de Sturgeon dice que el 90 % de todo es mierda, pero esa proporción no se alcanza instantáneamente: es posible llegar a un nuevo invento y que haya más material aprovechable que no. Invariablemente, luego la cosa se tuerce; es más: aunque se sigan produciendo cosas interesantes, la cantidad de porquería crece mucho más rápido. Se podría decir que todo, aunque empiece bien, tiende a joderse hasta tender a Sturgeon o más allá, Malthus mediante. Más o menos así:

Emputecimiento 
gradual

Como no podía ser de otra forma, la mayoría de las veces uno no sabe en qué punto de la curva está3, pero el tiempo suele formar una intuición bastante acertada. ¿Esa lista de correo que era muy divertida al principio y ahora ya renquea? ¿Ese foro que era interesante pero ahora está lleno de mierda? ¿Esa editorial que se presentó publicando joyitas y ahora parece que sólo saca fanzines cutres? ¿Ese nuevo servicio de Internet que, quieran que no, tenía su encanto, y ahora no dan más que ganas de sacarlo del establo y pegarle tres tiros en la nuca? Todo lo mismo.

Los criterios que se usan para asignar elementos a la línea roja o la línea verde son asunto de cada cual y completamente subjetivos. Dejo la puerta abierta a que parte del cambio no se deba a los emisores, sino al receptor; sería absurdo echarle la culpa de todo a los demás.

Los motivos externos que figuran en el eje horizontal son solamente una simplificación por motivos de espacio; habría que añadir, al menos: necesidades económicas, necesidades ideológicas, ganas de notoriedad, intentos de atraer a un público más amplio, etc, aunque todo esto en gran medida vuelve al primer punto.

En todo caso, por la razón que sea, aunque a mí antes me hacía gracia eso de intentar pasarse Internet4, el ratio provecho vs. tiempo invertido cada vez tiende más a cero. En mi lucha contra el rectángulo luminoso estoy intentando acudir a él únicamente cuando tenga una pregunta concreta. Hay días que se me da fatal, pero volviendo la vista atrás, el resultado no ha sido malo del todo.


  1. Antes la gente leía libros, escuchaba música y veía películas, pero poco a poco la amalgama va ganando terreno y simplemente se consumen contenidos, en preparación para un futuro en el que se pitufarán pitufos del pitufo en pitufo. Recuerdo vívidamente cómo en "Hacker" "News"2 un día apareció el abyecto titular "How I Consume Books". 

  2. Esta forma en particular de entrecomillar está sacada de aquí. HN es una buena página para estar al día en según qué asuntos, pero si su lectura frecuente les lleva a empezar a creer que de verdad todos los problemas del mundo se arreglan con bajadas de impuestos y JavaScript, aquí tienen el antídoto. 

  3. En contadas ocasiones, no obstante, uno es capaz de averiguarlo inmediatamente. Al poco de cometer la imprudencia de abrirme una cuenta de Twitter, allá por 2008, me invitaron a un Twittmad en el pub Irish Rover. Nada más llegar, alguien se me acercó, me dio su tarjeta y me intentó vender algo, lo que me dejó clarísimo que ya había llegado después de que las lineas se cruzasen. 

  4. Cuando en un futuro postapocalíptico5 haya que interpretar la historia con los pocos registros legibles que se conserven, quedará establecido que, aunque hubo quien dijo que se pasó Internet, en realidad los que lo intentaron no pudieron pasar de la letra Q antes de que les reventara la cabeza de manera irreversible. 

  5. 2023. 

No tengo sistema de comentarios. Si quieres decirme algo sobre este artículo, puedes ponerte en contacto conmigo mediante e-mail o Mastodon.